Tuesday, November 13, 2007

Contrato aplicable a casi cualquier societud

Todo aquello que se bienviene un martes 13 estará condenado a ser la mera resultante de las fuerzas cabalísticas del portador, y de su instante más presente dentro del segmento temporo-espacial que se considere.

Todo buen augurio será bienvenido; y todo mal presagio será enconfrado bajo 7 llaves escondidas bajo 7 macetas, supervisadas por la mirada de 2 dragones y de 4 duendes, que alternarán sus vigilias en pos de preservar el mal designio encriptado.

Toda incursión del más allá será sometida a las leyes más estrictas de las Ingratas Ciencias Duras. Y si sobrevive a tales leyes, formará parte de los axiomas que se coleccionan en absoluto secreto, bajo 3 floreros que portan siempre jazmines siempre amarillos, custodiados por 5 hadas que más vale tenerlas de amigas.
Toda invitación del más acá será, no solo bienvenida, sino también aceptada. O viceversa. Es lo mismo, depende el caso.

Cualquier omisión por parte de estas reglas, no será tenida en cuenta, en absoluto.
El que ovilla la madeja suele hacer uso de ese poder, y no tiene sentido resistir al placer que causa esa mediocre tiranía.

Los pequeños mundos de los pobres hombres.
Los horizontes acotados de sus ojos ciegos bien abiertos.
Los sentidos que no pueden percibir eso que pasó mil veces por la espalda.

El tiempo.
El pensamiento.
Las convicciones.

Ficciones tristes
que se arman
alrededor de un escenario
(redundantemente ficticio)
para no caer
en el abismo insondable
de la cotideaniedad paupérrima.

Que el Supremo los ayude.
Lamentablemente, en algunos casilleros del juego,
lo más estratégico
es darse por vencido
y comer de las frutas
que escatiman las deidades esquivas....

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